Prohibir libros en bibliotecas de escuelas públicas va en contra de uno de las principales enmiendas de la constitución, la que protege la libertad de expresión.
En 2006 la junta escolar del condado de Miami-Dade tomó la decisión de prohibir un libro de las bibliotecas escolares cuando un padre se quejó del libro. La Unión de Libertades Civiles de Florida (ACLU) había advertido el distrito que la prohibición de libros es inconstitucional y si lo hacen, ACLU demandaría en corte federal para impedirlos. El libro en cuestión era Vamos a Cuba (A Visit to Cuba en inglés), y es parte de una serie de 24 libros para niños de cinco a siete años que demuestran ciertos aspectos de otros países.
Es posible que esta es la primera vez que un libro haya sido prohibido no porque tenía contenido ofensivo, sino por lo que el libro no dice — la realidad dura de la vida en la isla comunista. Otra solución hubiera sido añadir más libros a la biblioteca con diversas opiniones, no prohibir esta serie de libros. La ironía es que prohibir un libro es precisamente lo que harían en una escuela en Cuba, no se supone que tal acción pasaría en un país libre donde valoramos la .
El voto para prohibir el libro contradecía las recomendaciones del superintendente, la abogada de la junta escolar y dos comités de profesores, padres y bibliotecarios, cuya responsabilidad era aconsejar la junta. (Luego el distrito removería todos los libros de la serie de las bibliotecas.)
ACLU demandó al distrito en junio del 2006 para proteger uno de los derechos más valorados en los Estado Unidos — la . Hasta la Asociación de Bibliotecas de la Florida (Florida Library Association) unió con ACLU en el juicio, luchando contra la prohibición de libros por su contenido. La corte decidió que las acciones por la junta escolar fueron inconstitucionales y . La junta apeló la decisión con prisa.
Esta semana, la corte federal de apelaciones (11th Circuit Court of Appeals) revocó la decisión de una manera con vista limitada.
Entendemos el dolor de la comunidad Cubana por lo que han sufrido, pero la lucha para libertad de expresión en Cuba no puede manifestarse como una lucha contra sí en Miami. Si aceptamos que administradores y docentes tienen el derecho de censurar libros por su contenido, estaríamos matando la esencia del "mercado de ideas." La solución constitucional es agregar más libros con desemejantes puntos de vista, no censurar y prohibir libros porque no convienen a las políticas de los administradores.
Estamos dispuestos para avanzar el juicio en la corte de apelaciones u otras opciones que incluyen una apelación a la Corte Suprema de los Estados Unidos.
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